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jueves, 24 de junio de 2010


La pasión musical de Edward W. Said
via Papeles Perdidos by Rocío Garcia on 6/23/10
Fue la muerte de Glenn Gould en 1981 lo que empujó a Edward W. Said a escribir en serio sobre música. Darse cuenta de que su prematura desaparición ponía fin a una brillante carrera pianística llevó a Said a investigar a fondo la vida y logros musicales de este excéntrico músico. Se convirtió en una obsesión. Así lo cuenta la esposa de Said, Mariam, en el prefacio del libro que acaba de editar Debate, Músicas al límite, que reúne los ensayos, reflexiones y críticas musicales que el intelectual palestino escribió durante tres décadas. El último texto, Meditaciones inoportunas, una crítica sobre el libro de Maynard Solomon dedicado a Beethoven, fue publicado en The Nation en septiembre de 2003, apenas dos semanas antes de su muerte. El prólogo de la obra es de Daniel Barenboim.



Edward W. Said fue mucho más que un intelectual conocido y respetado por sus valientes análisis del conflicto de Oriente Próximo. Nacido al oeste de Jerusalen en el seno de una familia palestina cristiana, su infancia transcurrió entre Egipto, Palestina y Líbano. Terminó sus estudios en Estados Unidos, en cuya Universidad de Columbia fue catedrático de Literatura Comparada. Menos conocida era su faceta como crítico y estudioso de la música, parcela en la que brilló desde las páginas del diario The Nation. Ahora se nos brinda una excelente oportunidad de hacerlo gracias a la publicación de Músicas al límite, en el que a través de 44 escritos, Said reflexiona sobre múltiples temas. Desde la censura de Wagner en Israel hasta la genialidad de Bach y la excentricidad de Schuman o críticas de conciertos sinfónicos y óperas.
Su gran amigo Daniel Baremboin, el músico judío-argentino con el que compartió proyectos relacionados con la paz en Oriente Próximo, como la West Eastern Divan, dice de Said que "escuchaba con los ojos abiertos y con unos profundos conocimentos musicales que le permitían oir e intentar compreder la intención del intérprete y su planteamiento musical" y destaca la gran capacidad del intelectual palestino de resolver conflictos, sean políticos o de otra índole, implicando a todas las partes implicadas.

Edward Said buscó en la música una especie de refugio frente al temor de la muerte. Mariam, su mujer, confiesa que durante los años en los que tuvo que enfrentarse a la leucemia, la música se convirtió en su compañera permanente. Para él, la música y el tiempo ocupaban el mismo mundo: la fugacidad, el desafío.

Foto de García Cordero: Daniel Barenboim, izquierda, y Edward Said en Sevilla en agosto de 1993.

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